El martes 10 de agosto se realizó en la sede de La FU un encuentro para conversar con Jorge Alemán en torno al psicoanálisis y la política en la época que nos toca vivir. En un diálogo participativo con los concurrentes, guiado por la pregunta ¿qué le puede decir el psicoanálisis a la política? recordó que, hace algunos años, su amigo Nicolás Casullo lo invitó a participar de un volumen de la revista Confines: “Pensar la izquierda” a propósito de lo que y tomando en cuenta que a él lo llamaban “lacaniano de izquierda”, no iba a hablar en modo genérico.
Comentó que lo aceptó como una oportunidad de tratar de habitar la tensión entre dos términos que no están hechos para ir juntos: izquierda y lacaniano. Pensar sin expectativas y sin apuro de resolver, conjurar, reconciliar o domesticar la tensión entre las palabras izquierda y lacaniano. Ese fue el punto de partida a partir del cual desde hace tres años, Jorge Alemán nos invita con sus exposiciones a sus vueltas en el pensar. Lo hace en su estilo, en primera persona, como apuesta, como tentativa, en una dimensión conjetural donde siempre están presentes los puntos suspensivos abiertos a dar una nueva vuelta.
Comenzó la conversación marcando que en el pensamiento de Lacan están señalados los impasses del proyecto emancipatorio de la izquierda. Que el psicoanálisis sería un síntoma de la izquierda preparado para señalar lo que no va del discurso de la izquierda, ámbito para elaborarse el duelo marxista de la izquierda.
Con una pregunta abre el juego de sus vueltas en el pensar, que como él mismo dijo exigen prudencia y osadía: ¿Qué quiere decir ser de izquierda?, si el psicoanálisis enseña que el malestar en la cultura es irreductible, si al sujeto lo domina una repetición que es ajena a todo proceso lógico social, si las identidades que están capturadas en lógicas narcisistas no pueden llevar adelante una transformación real. Sin embargo, le parece que ha llegado el momento que la izquierda no se pueda desentender de cómo está hecho el ser humano, qué es el sujeto y el proceso de subjetivación.
Planteó un panorama apasionante: utilizar el mismo repertorio crítico de Lacan y volverlo a emplear para articular un nuevo pensamiento donde la cuestión del sujeto y la subjetivación ocupe un lugar nuevo. Puso especial énfasis en que no le interesa llevar el psicoanálisis a la filosofía, y que por esta razón le importa el pensamiento de Laclau que quiere llevar el psicoanálisis a la política.
A partir de lo cual retomó una y otra vez la pregunta ¿qué le puede decir el psicoanálisis a la política? y en sus reflexiones sostenía en un diálogo permanente con puntos cruciales del pensamiento de Marx, de Freud, de Lacan, de Laclau, de Althusser, de Badiou y de Zizek.
Así, fue bordeando cuestiones sobre la izquierda, lo social, el sujeto, las identidades, la ideología en relación al fantasma y por último, sobre la noción de emancipación. En su esfuerzo de erudición, fue posible reconocer que algunas de las variaciones de las reflexiones actuales provenían de su libro “Para una izquierda lacaniana…”, pero otras parece que las encontraremos en su próximo libro: “Lacan, la política en cuestión…”.
Promediando el final de la reunión, Jorge Alemán estableció un dialogo abierto con la sala, en donde había un público diverso en el que no faltaban sus amigos y seguidores habituales de sus recorridos. Para nombrar sólo algunos, entre ellos se encontraban Paula Biglieri, Guillermo Belaga, Alejandra Glaze, Osvaldo Delgado, Horacio Vommaro, Jaime Sorin, Clarisa Kisiliof, Gloria Perelló, Silvia Bermúdez, Walter Capelli, Miguel Rep, Marisa Morao, Julio Alemán, Clara Schor- Landman.
En un clima de entusiasmo, para el cierre concedió un anticipo de su próximo libro, solamente la dedicatoria que dice “A los de entonces, que con lo nuevo, vuelven, vuelven y vuelven”.
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