viernes, mayo 12, 2006

Comentario de Virginia Notenson

DDA, ADD, ADHD, como ustedes quieran
El mal real y la construcción social


Ya desde el título se desliza una provocación, una respuesta al aluvión de libros de autoayuda y autodiagnóstico alrededor del ADD. Lo coloquial revela que se pretende darle un trato serio a un síndrome que al parecer puede ser diagnosticado con facilidad por padres, educadores, psiólogos, neurólogos, etc. Un síndrome, cuyo tratamiento se centra en la medicalización, que ha instaurado la polémica hora R en el seno de las aulas, y que deja abierta la pregunta por el futuro de estos niños tranquilizados a base de Ritalina.

Esta compilación realizada por Gustavo Stiglitz, no desmiente la existencia del Trastorno por déficit de Atención, sino que se ofrecen al lector las variables que permiten analizar este verdadero fenómeno moderno, este nuevo nombre para la infancia. En Québec, a modo de ejemplo, de los 7 millones de habitantes, 70.000 niños toman metilfenidato; esta medicación constituye la condición para la permanencia de los niños revoltosos en el sistema escolar. El índice es mayor aún en los Estados Unidos, responsable de la política actual y su empuje al consumo de medicamentos en la infancia.

En el libro, se siguen las huellas del síndrome desde la hiperactividad, ya descripta en el siglo XIX, hasta el trastorno actual bajo sus distintas formas de expresión, dejando en claro que si bien las causas permanecen oscuras tanto para la ciencia como para el psicoanálisis –van desde daños cerebrales no localizables a desórdenes genéticos difusos–, existen al decir de Ian Hacking, “el mal real y la construcción social” del mismo, que devela que la medicalización es política, y que su finalidad es una “adaptación al medio familiar y escolar” que conduce a que las conductas del niño se ajusten a los ideales sociales.

Así, en la primera parte del libro, las entrevistas al psicoanalista Germán García, al neuropediatra Dr. Jaime Tallis y a la filósofa Silvia Rivera se delinean tres ejes: epistémico, político y clínico para enmarcar el fenómeno. La hiperactividad y la impulsividad deben tomarse como síntomas del estado de la civilización actual, deben llevar a la pregunta de ¿qué es un niño hoy? No así la solución propuesta, que descubre que el recurso a la evidencia se ha convertido en el nuevo slogan para la medicina, y que la identidad del ADD es una construcción política, histórica y discursiva.

Se instala un debate sostenido por psicoanalistas de la orientación lacaniana, que recorre las dificultades en la clínica, el cuestionamiento del síndrome como entidad nosográfica difusa que al centrarse en el concepto de atención, se presta a confusión en relación a patologías mas graves. Del síndrome por déficit de atención al síntoma es como se podría unificar el recorrido a lo largo de los casos en la tercera parte del libro, descubriendo los supuestos ideológicos, educativos y farmacológicos que soporta este nuevo nombre de la infancia, el ADD con sus variaciones.

No hay comentarios.: