sábado, febrero 03, 2007

Por un sentido plural

DOMINGO 28 de Enero de 2007 - LA NACION CULTURA

EL ABANDONO DEL MUNDO
Por Samuel Cabanchik (Grama ediciones), 182 páginas

Dios, Hombre y Mundo han sido tres cimientos sobre los cuales Occidente supo construir la experiencia política, económica, estética, moral. La "muerte de Dios" (entendida como la pérdida del lugar de fundamento que ocupó en el mundo premoderno) dio paso al imperio del Hombre. Sin embargo, su reinado resultó mucho más breve que el de Dios: hace unas décadas fue proclamada la "muerte del Hombre" como sujeto transparente y racional, capaz de controlar y dominar tanto su vida individual como el despliegue de la historia. Muertos el Hombre y Dios, quizá cabría esperar que el lugar de fundamento de la experiencia fuera ocupado por el Mundo. Y esto es, efectivamente, lo que ha sucedido, sólo que de un modo paradójico,
ya que la instauración del mandato del Mundo ha ocasionado al mismo
tiempo su pérdida. Este es el planteo central del filósofo
argentino Samuel Cabanchik en El abandono del mundo .

Para analizar esta situación, Cabanchik propone distinguir "mundo" (con minúsculas), de "Mundo". El primer concepto alude a un plano individual, en el que transcurre la vida humana, mientras que el segundo se sitúa en un nivel "general o incluso trascendental, desde el cual se instituye un discurso que determina el sentido y valor de lo que existe". "Mundo" es el "plexo de sentido que ordena una situación a propósito de una acción y un proyecto determinados". Es ese Mundo, con mayúsculas, el que habiéndose autopostulado para obrar de fundamento de la experiencia humana, termina tornándola imposible.
En realidad, sostiene Cabanchik, el desplazamiento del Hombre y el del Mundo son dos aspectos de un mismo proceso, que reduce al Hombre al lugar de consumidor y al Mundo, al de "Máquina de experiencias". Actualmente, "ser-en-el mundo es existir como mercancía dentro del código de intercambio [...] es entrar como mensaje en el mercado de valores que regulan los medios masivos de comunicación". Nuestra vida es semejante a la de quien, estando conectado a una poderosa máquina (la película Matrix brindaría una buena ilustración), entrega su cuerpo a experiencias ilusorias que prometen, al mismo tiempo que bloquean, el alcance de ideales como la libertad, la felicidad, la realización individual y social: "El mundo mismo -sostiene el autor- es transformado por La Máquina de Experiencias en un objeto fetiche lleno de pequeños fetiches que capturan toda la economía libidinal y política de los existentes, condenándolos perpetuamente a permanecer en una situación alienada, astutamente enmascarada por un falso pero eficaz sucedáneo de satisfacción, precisamente la propia del fetichismo".
¿Hay alguna posibilidad de revertir esta situación? Para el
autor no sólo se trata de algo posible, sino de algo urgentemente
necesario. La salida que propone es un retorno del Hombre, con mayúsculas,
capaz de sostener ideales políticos (aunque no "políticas ideales"),
de recuperar su lugar de sujeto de la historia, al mismo tiempo que de asumir
la necesidad de no recaer en posiciones esencialistas. Ese Hombre es caracterizado
como un "existente" que al sentido único impuesto por la Máquina
de Experiencias le opone la capacidad de construcción de sentidos
abiertos, plurales y múltiples. Se trata, en definitiva, de propiciar
"un nuevo horizonte de realización para el valor. Este horizonte tomaría la forma de una nueva comunidad humana, una oportunidad para el retorno del mundo después del abandono del Mundo".

En un pasaje del libro, Cabanchik distingue dos perspectivas interpretativas, una longitudinal y otra transversal. Aplicándolas a la lectura de su propio texto podríamos decir que hasta aquí hemos presentado -de un modo inevitablemente incompleto- la perspectiva longitudinal, desde la que el autor realiza una lúcida caracterización de nuestro presente y plantea una apuesta por el futuro. Pero no menos interesante resulta realizar una lectura transversal. En efecto, al avanzar en su hipótesis de trabajo el autor dialoga, entre otros, con textos de Sartre, Heidegger, Wittgenstein, Kant, Murena, Rorty, Lacan, Rancière a propósito del lenguaje, la política, la comunidad. Cada una de esas páginas invita a detenerse en los problemas que allí se plantean y a discutir las posiciones que se adoptan.

El texto se completa con un diálogo "sobre la filosofía por venir" entre Roberto Esposito y Jean-Luc Nancy, traducido por Edgardo Castro, quien es, además, el autor del prólogo.

Gustavo Santiago


Mas informacion sobre El abandono del mundo, de Samuel Cabanchik

La depresión, mal de la época

Revista Ñ, Clarín, sábado 27 de enero de 2007

La depresióncreceenépocas de crisis pero también se multiplica la costumbre de diagnosticarlasinatenderlas singularidades, sostiene y acusa un trabajo realizado porpsicoanalistas.

NURIA GINIGER

La depresión pareciera haberse convertido en una de las principales psicopatologías de la actualidad. En tanto malestar emocional abre un abanico que va desde dolores corporales, melancolía, fatiga, aburrimiento hasta tristeza y que ocupa gran parte de las dolencias que llevan los pacientes al consultorio del psicólogo, psiquiatra o del psicoanalista.
Desde la teoría de los humores corporales de la Antigüedad, la melancolía es objeto de análisis de los principales filósofos y estudiosos del mundo occidental. Durante veinte siglos ocupó un lugar de privilegio para los letrados, y con el advenimiento del discurso científico, se incorporó como una de las principales preocupaciones. Con la modernidad, la separación entre mente y cuerpo consolidó una perspectiva médica y otra poético-filosófica sobre la melancolía. Las causas para unos residen en cuestiones somáticas,y para los otros son las penas, las pasiones y las preocupaciones. Hacia principios del siglo XX, Kraepelin unifica la manía y la melancolía dentro del mismo concepto, y se establece la semiótica de la depresión, que para mediados de siglo ya es considerada una enfermedad.
En la actualidad,la depresión es el término que se utiliza para denominar el malestar. Suele ocurrir que cuando es tratada por la psiquiatría se receten antidepresivos que pueden exceder la necesidad del paciente. En la sociedad de consumo,“pareciera como su cuánto más aumentan las promesas de felicidad, cuanto más se empeña la ciencia en eliminar el dolor moral y cuantos más objetos pone el capitalismo al alcance de nuestras manos, mayor es aún la falta en ser que aflige al sujeto contemporáneo”. A partir de estos problemas, Emilio Vaschetto, médico psiquiatra y psicoanalista de la Escuela de la Orientación Lacaniana,compiló Depresion y psicoanálisis. Insuficiencia, cobardía moral, fatiga, aburrimiento,
dolor de existir
(Gramaediciones). El objetivo fue encarar esta difusión masiva del término de presión desde tres ópticas: la clínica, la política y la ética.
Desde el primer punto de vista, la depresión es un hecho clínico, con distintas gradaciones, pero cuando expresa dolor de existir, puede poner en riesgo la vida de quien la padece. La perspectiva política tiene que ver con el uso que se hace del término. El depresivo es catalogado como un individuo que no está a la altura de su época, que tiene dificultades en el trabajo. Existen estudios que vaticinan una tendencia de que las depresiones serán la principal causa de deserción laboral: hoy mismo, “aquel que no quiere ir al trabajo es depresivo”. Para Vaschetto,en la actualidad, la utilización del término depresión se asocia con la industria farmacéutica, y viene acumplir un rol de modificación de los cuerpos, de homogeneización. “¿Qué hay dentro de la depresión? ¿Fatigados?”,se pregunta Vaschetto, para quien la alegría tiene “mala prensa, ante el entusiasmo medicalizador”.
Así como el término depresión está largamente divulgado, la idea de que durante los procesos de crisis sociales se masifican los casos de depresión, también. Sin embargo, Vaschetto propone que lo que está masificado es el diagnóstico de depresión, diluyendo las singularidades, ampliando elmercado de psicofármacos. Los narcóticos estabilizan sin incomodar al cuerpo, al tiempo que lo inhiben, aun en sus impulsos sexuales.
Las exigencias sociales de la actualidad implican que al individuo insuficiente, que antes se denominaba neurasténico, se le suma la idea patológica de la depresión.
El tercer punto de vista que aborda el libro es el ético. La ética para Lacan es la orientación a lo real, hacia lo indecible. Las depresiones no explican la historia singular de los sujetos. El objetivo, entonces, es despejar para acceder a lo indecible. De todas formas, Vaschetto plantea que en casos graves y con dolores insoportables, los psicofármacos pueden colaborar aliviando, y así proporcionar las condiciones necesarias para el análisis.
De esta forma, se expresan lo diferentes planos del significante depresión. El sentido de este libro es comprender la dimensión completa y compleja del término depresión y de su uso en la actualidad, proporcionar una elaboración cabal destinada a reintroducir las depresiones en la comunidad clínica y psicoanalítica.

Mas informacion sobre Depresiones y psicoanalisis, compilado por E. Vaschetto